
Repican las campanas al pico de la media noche, son las doce. La cenicienta de mi consciencia se va a dormir y deja abierta la luz de la melancolía alumbrando recuerdos medio agazapados entre el tiempo. Un viaje de pirados, odisea inflanqueable para la mayoría de humanos, un paseo rutinario para un alma violeta volando raso. Velando la luna llena con su vestido de estrellas me descubrió su presencia al empezar a caminar en la oscuridad. Un repentino ajetreo de miradas balanceantes como vagones de tren a punto de descarrilar fue la antesala del placer más imprevisto que he podido tener. Unos ojos grandes y oscuros como zafiros reluciendo de ilusión, unos labios pintados de sonrisa y ése aire bohemio que yo mismo respiro desde hace tiempo. Palabras pasando por el colador de la timidez, miradas enjuagadas en deseos mojados de platonismo y un beso de hasta luego que no logro quitarme de mi mejilla ni con el tiempo. No apagues la luz, melancolía.
4 comentarios
Zumo -
brisaenlanoche -
Gracias por la visita. Saludos.
lokura -
Besos y mil gracias por dedicarme el post
Ninfas -