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Ninfas

Lascivia esquiva

Lascivia esquiva Se masca la lascivia en el poco aire puro que sobrevive al humo de tu sucio vicio. Desde que he entrado por la puerta de esta cueva luminosa he notado el calor de tus brazos a mi lado, la presencia de todos tus encantos intentando encantarme como una serpiente con lengua de caramelo. No me tientes con tu brisa que estoy ahogado en calor, no me digas con los ojitos encendidos que esta noche no hay uno sin dos, que mi templanza rompe la balanza del placer deseoso, deseo placentero que acaba en tu regazo yaciendo. No hay marcha atrás ni vuelta de reconocimiento, mis dedos corren por tu cuerpo hasta que la extenuación saque su bandera. ¿Por qué te vas después de dejar al rojo vivo mi semáforo? Ahora estoy aquí parado sin saber donde mirar, perdido en un torrente de ruidos y luces, entre cortinas de piel envueltas de tela que se deslizan por la sala. Me quedo con tu nombre entre las manos y el deseo en la punta de los dedos.

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